ÁREA POCO CLARA
Resumen
El cruce entre la arquitectura, el arte y el diseño fue y es la esencia
que persigue explorar y difundir la revista 180. El camino de la difusión del conocimiento que hemos trazado ha mostrado señales de alerta en cada uno de los números publicados. Esas constantes dificultades se suscitaron justamente ante esos textos complejos, con figuras desenfocadas, que planteaban la superposición de incumbencias, incluso, pensamientos y materialidades desprejuiciadas. Supusimos que a lo mejor se podían agrupar en una interzona, una edición delimitada como un área indescifrable, ingrávida, en la cual las leyes que definen o rigen las acciones de la creación son bien poco conocidas.
¿Ambigüedad?
¿Integración?
¿Interdisciplina?
Reafirmamos que la interzona nos remite a aquellos intersticios
donde aparecen y ven la luz aquellas particularidades sugerentes
de reflexión disciplinar acerca del diseño. Y en este número los autores nos ofrecen agudizar una deliberación a partir de un umbral
inaugural: el proyecto como dispositivo de disenso, la recuperación
de la subjetividad y la recomposición de las prácticas académicas
en diseño. Si bien estos ejes cercan una posible interzona
de índole formativa, el resto de los contenidos plantea un divagar
hacia otras direcciones. Incluimos como estimulante desde la asociación de la arqueología con la arquitectura en objetos “compartidos”, hasta conocer los tipos con que se levantan “las ramadas”, espacios para acoger las fiestas chilenas y que se asemejan a una postura revisionista sobre la visualidad
de las ciudades que existieron solamente bajo el efecto del
proyector en una pantalla. En ambos casos, empujan a la ficción (en sus distintas variables) como el único sendero a desenmarañar una interzona entre las disciplinas creativas, o a las vanguardias, un hilo conductor ejemplar que amarró artistas con arquitectos chilenos en pos de la transformación moderna. En este conjunto de textos, el artículo sobre los gabinetes de la ciudad ofrece una llave clarificadora del tema de este número, cuando menciona que identificar una especie, significa convertir sus características
formales y materiales en esencias; así lo visible se convierte en una entidad descriptible. ¿Será que la interzona nunca alcance a figurarse y que en su propio espacio imaginado y deseado sigan cabiendo más las incertidumbres que lo nuevo por reconocer y clasificar?
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PDFDOI: http://dx.doi.org/10.32995/rev180.Num-36.(2015).art-17
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